Posted on June 8, 2025
The elevator lurched, catching the scent of sweat and office coffee. Milton, 21, shifted, hyperaware of Alex's shadow brushing his shoulder, closer than necessary for two men sharing two square meters."New tattoo?" Alex's fingertip hovered over Milton's wrist, where the ink peeked out from under the cuff. A question disguised as permission. Ragged breathing. The fourth-floor buzzer was ignored.In the apartment, Alex poured water into mismatched glasses."You stare too much," Alex murmured, grabbing Milton's wrist.Laughter dissolved into silence. The first kiss was a spark against the kindling: hesitant, then hungry. Milton's nails dug into the leather cushions as Alex's mouth traced a path to his throat; each sigh, a confession. When the calloused palms slid beneath the denim, Milton gasped, his hips bucking in betrayal. Alex paused, circling his thumb around the boy's hip. "Are you still curious?"The daylight faded. The shadows forgave his urgency.El ascensor se tambale, atrapando el olor a sudor y caffe de oficina. Milton, de 21 aos, cambi de postura, hiperconsciente de la sombra de Alex rozando su hombro, ms cerca de lo necesario para dos hombres que compartan dos metros cuadrados."Nuevo tatuaje?" La yema del dedo de Alex se cerni sobre la mueca de Milton, donde la tinta se asomaba bajo el puo. Una pregunta disfrazada de permiso. Respiracin entrecortada. El timbre del cuarto piso fue ignorado.En el apartamento, Alex sirvi agua en vasos desiguales. "Miras demasiado", murmur Alex, agarrando la mueca de Milton.La risa se disolvi en silencio. El primer beso fue una chispa contra la lea: vacilante, luego hambriento. Las uas de Milton se clavaron en los cojines de cuero mientras la boca de Alex trazaba un camino hacia su garganta; cada suspiro, una confesin. Cuando las palmas callosas se deslizaron bajo la tela vaquera, Milton jade y sus caderas se arquearon traicionadas. Alex hizo una pausa, rodeando con el pulgar la cadera del chico. Sigues con curiosidad?La luz del da se desvaneci. Las sombras perdonaron su urgencia